Oscar Castro
Las campanas del alba
están mojadas
con la lluvia que llora
en la ventana.
¿No tienen frío, madre,
las campanas?
Y cantan y cantan.
Madre, ¿Quién toca
las campanas?
Anoche soñé que Dios
las tocaba.
Ahora callan.
¿El viento se las lleva
robadas?
Anoche yo soñé...
Yo no sé qué soñaba.
Yo andaba por el cielo
entre un milón de campanas.
Unas eran de oro
otras de plata.
Y todas ellas repicaban.
Así: ¡Tilín... Don... Don..
d... On... Nnn!
(El niño calla.
Afuera siguen sonando
las campanas mojadas).